lunes, 27 de enero de 2020

Terminar

Cualquier campo de conocimiento es inabarcable en su totalidad.

En el ámbito de la música por ejemplo, hay gente que invierte toda su vida en estudiar un solo instrumento. ¡Hay personas que invierten toda su vida en especializarse en interpretar obras de un único período histórico o autor! Empiezan muy pronto, en su primerísima infancia. Crecen, estudian y aprenden. Y cuando acaban la carrera, un máster... y luego otro y otro más. Es un proceso que no acaba nunca, y en el que no se concibe "dejar de estudiar". La espiral del aprendizaje de habilidades, en este y cualquier otro campo, comienza con las exigibles y continúa con las deseables. Pero, ¿dónde está la línea? ¿Qué habilidades son básicas y cuáles son las avanzadas?

Cuando empiezas a trabajar en un proyecto desde cero, es un buen momento para adelantarte a tu propio proceso creativo y poner algunos warnings sobre tus carencias. Seguro que no eres el mejor escribiendo o haciendo arreglos para cuerdas. A lo mejor no eres un maestro de la mezcla ni del mastering. No tienes la certeza de que este o ese pasaje sean interpretables tal como las imaginas por un músico de verdad. Por cada ámbito en el que tienes seguridad, hay otro en el que no.

Esa autocrítica se articula en base a un buen montón de preguntas. ¿Estoy a la altura? ¿Es mi producción de la calidad suficiente? ¿Qué se espera exactamente de mi? ¿Tengo el equipo necesario? ¿Me estoy centrado en los aspectos que supondrán de verdad una diferencia, o estoy gastando energía y tiempo innecesariamente en detalles que nadie más valorará? ¿Y mis ideas? ¿Son ridículas, aceptables o geniales? ¿Soy capaz de conectar con lo que me están pidiendo?



En nuestro mundo regido por el capital y las facturas, aún con todas esa miríada de dudas, te sientas a hacer lo que sabes hacer como lo sabes hacer y, en el sentido más positivo de la palabra, huyes hacia adelante. Y, de una forma u otra, terminas el trabajo.

Parece muy obvio que los trabajos hay que terminarlos, pero ¿quién no tiene cien proyectos nombrados como "prueba1", "prueba2", "prueba2mod", etc.? Saber llevar el trabajo hasta el fin -finished better than perfect- es una de las habilidades de mayor importancia en las carreras creativas. Saber llevar a término los trabajos es esencial y, al mismo tiempo, tremendamente difícil. Creo que ya he hablado por aquí de lo mucho que me gustó el libro de Derek Yu sobre Spelunky y de lo bien que cuenta lo costoso que es completar un proyecto. Cuando tienes terminado el 90%, sólo te queda el otro 90%. Terminar es muy complicado, tanto como empezar: presupuestos, plazos, clientes, gestiones, licencias, etc. Hay mil factores de por medio.

Bob Katz dice que hay procesos que no acaban, sino que tienen una fecha de rendición. Son como un tiovivo en el que das vueltas, y en el que sólo tú decides cuando hay que bajarse. Recuerdo que era una de mis grandes dudas cuando iba a clases de pintura de pequeño: ¿cuándo está acabado un cuadro?

Volviendo al impacto personal: es fácil sentirse mal por intentar abarcar más de la cuenta. Lo normal es no ser el mejor en nada, pero avanzar, ser constante y finalizar proyectos es algo con un valor intrínseco.

Paciencia y perseverancia: valores en alza en un mundo de flashes e instagram.

Autoevaluarse a menudo, sin pasarse con la dureza de los juicios de valor, es autocuidado.